LA GUERRA AL MALON

Esta historia nació en base a uno de los libros de Carlos Bracco, que se llama “Fortines del desierto” de Juan Mario Raone e iba a salir en La Publicitaria de septiembre, pero debido a un problema de salud que tuve y que ya está superado, la nota esta saliendo en la revista de octubre.
Si uno observa un mapa de la República Agentina de mitad del siglo XIX, va a ver que aproximadamente al sur del Río Colorado
hay una leyenda que dice “Tierra Aborigen Desconocida” y era verdad, nadie la conocía, solo el aborigen. Salvo algunas excepciones, el que entraba moría o era cautivo. No había nada, solo desierto y tolderías. Si uno piensa en las campañas en el desierto contra estos pueblos, la mayoría piensa en la campaña del Gral. Roca, tal vez porque fué la última y por ahí, la más sanguinaria. Pero no fue la única, hubo campañas que buscaban la paz, donde se firmaron tratados que luego se rompieron de uno u otro lado, campañas que trataron de marginar al aborigen en un rincón del mapa o como hizo el Dr. Adolfo Alsina, que los quiso frenar con una zanja, que iba a tener en un principio 600 km. de largo.
 Esta historia suele ser muy larga y aburrida, con muchos nombres, muchas fechas y muchos lugares que ya no existen más o que han cambiado de denominación y son muy difíciles de situar en el mapa. Yo voy a tratar, en varias entregas de contarles, la parte oculta y casi desconocida, para que esta historia les parezca amena y atrapante.
 A partir del 25 de mayo de 1810 los 1º gobiernos patrios, empezaron a poner el ojo en la inmensa “Patagonia” que podía quedar en cualquier momento en manos de “Chile”. Pero esta zona, el sur de Bs. As. y parte de “La Pampa” estaba habitada por antiguos pueblos aborígenes que ocupaban el lugar, mucho antes que lleguen los conquistadores españoles.
 Los aborígenes, vinieron varias veces a parlamentar a Bs. As. , una fué en el año 1806, cuando se ofrecieron para pelear contra los “colorados”, (así denominaban ellos a los ingleses), les dieron aguardiente y yerba y no los atendieron y otra fué en el año 1811 cuando vinieron a reconocer al gobierno de 1810, ahí los recibió el Pte. interino de la junta Don Feliciano Chiclana.
 Debido a las continuas quejas que los terratenientes y estancieros, le transmitían al gobierno, por el accionar de los indios. La primera persona que decide involucrarse en el asunto, es el Gral. Martín Rodríguez, gobernador de la pcia. de Bs. As. entre 1820 y 1824. Pero Martín Rodríguez, tenía pensado hacer un pacto con los indígenas y así fué que el 7 de marzo de 1820, firma con varios caciques de la frontera sur el famoso “Tratado de Miraflores”, en la estancia del mismo nombre, que estaba ubicada en el partido de “Maipú” y que pertenecía a un viejo conocido nuestro: “Don Francisco Hermógenes Ramos Mejía”, que luego él y sus herederos serían los dueños de estas tierras que hoy llevan su apellido.
 Se tomaría como línea divisoria el río Salado, nadie podría invadir hacia el otro lado, los indígenas deberian devolver el ganado robado, se les daría trabajo en la estancia a quien lo deseara y se los dejaría vivir en paz.
 En la estancia “Miraflores” no solo se les dió trabajo, sino que también se les dejó armar sus tolderías. Creemos, aquì a la distancia en la buenas intenciones de Don Francisco, pero también vemos que el hombre se armó de una buena cantidad de mano de obra muy barata y a Don Francisco los indios, lo habían apodado “El Padre de la Tierra”.
 Pero la paz, durò muy poco y el pacto se rompiò cuando el 28 de noviembre de 1820, se produjo un malòn sobre la ciudad de “Lobos” donde murieron 100 personas. El 3 de diciembre los indios destruyeron la ciudad de “Salto” y se llevaron cautivos a 250 niños y mujeres, el fuerte de “Salto” fuè invadido y sus 30 soldados asesinados. Al tiempo se supo que estos malones estaban comandados por el ex Director Supremo de Chile Josè Miguel Carrera, quien actuò junto a 2000 indìgenas, 500 desertores, bandoleros, prófugos de la justicia y realistas españoles, que Carrera liberó de la prisión de “Las Bruscas”. Con toda esta caterva, Carrera, se fué  hacia Chile a tratar de negociar el botín obtenido. Hasta acá podemos hacer algunas observaciones interesantes,       
 La 1º es que no todos pensaban que la solución era masacrar al indio, la 2º es que había malones que no siempre estaban organizados por los indios y la 3º es que en las tolderias se escondian un montón de delincuentes que a los indios les servian para sus propósitos. Como puede verse en la película “Juan Moreira” dirigida por Leonardo Favio en el año 1973. Cuando Juan Moreira mata al Teniente Alcalde y se hace prófugo de la justicia, los indios le ofrecen hospedaje y le dicen: “Moreira, vengase pa’ las tolderías, que aquí nunca habrá de faltarle, un trapo pa’ cobijarse, ni un trago con que mamarse para olvidar las tristezas”.
Después de roto el “Pacto de Miraflores”. En Bs. As. Martín Rodríguez enfurecido, se fué a escarmentarlos y el 15 de diciembre de 1820  salió con 2 columnas de 1600 hombres hacia el desierto.
 La situación era confusa, los aborígenes que no habían participado, ni tenían idéa, del malón del chileno Carreras y habían firmado el pacto, pensaban que este estaba vigente y él que el que lo estaba rompiendo era Martín Rodríguez al cruzar el “Salado”. Entonces después de un ataque del ejército a unas tribus que estaban junto al arroyo “Chapaleufú”, los indios simularon querer parlamentar y mataron a todos los oficiales.
 En represalia por la matanza de sus oficiales, Martín Rodríguez, se fué a la estancia “Miraflores”, encarceló a Don Francisco Ramos Mejía y en un terrible ataque injustificado, mató a 80 peones aborígenes mansos, que ya se habían entregado. Esto provocó 2 cosas transcendentales para el momento, una fué, que todas las tribus se levantaran nuevamente en contra del ejército y la otra que el capataz de la estancia, José Luis Molina, se fuera a las tolderías y en venganza por el asesinato de los peones y el encierro de su patrón, el 4 de abril de 1821 junto a 1500 indios de lanza organizara  un malón sobre la naciente ciudad de “Dolores”, llevándose 150.000 cabezas de ganado y dejándola desierta hasta el año 1827. Y acá tenemos otro malón organizado por un criollo.
 Todo volvia a fojas cero y la guerra estaba declarada nuevamente.
 Martín Rodríguez volvió a Bs. As. Y envió al Coronel Pedro Andrés García a “Sierra de La Ventana” para que intente firmar un nuevo tratado de paz con los indios, cosa que no logró. A Rodríguez , la presión de los estancieros y los malones lo estaban convenciendo de que la única manera de lograr la paz con  los indios era luchando y así fué que realizó su 2º y mejor organizada campaña contra ellos y el 6 de marzo de 1823, partió  con 2500 hombres y 7 piezas de artillería, hacia la “Sierras del Volcán” en “Balcarce” y hacia la “Laguna Blanca Grande” en “Olavarria”.
 García transmitió a Bs. As. que las distancias eran muy largas, que se tardaba mucho en llegar a los destinos y recomendó que había que construir fuertes en medio de la nada. Así fué que en el año 1823, se construyó el 1º fortín llamado “Independencia” en la ciudad de “Tandil”.
 Los Indios eran muchos, estaban bien preparados, tenían gran cantidad de caballos, eran excelentes jinetes a pelo, no usaban montura y conocían el terreno mejor que los soldados. La situación era complicada.
 En octubre de 1823, una coalición de 5000 Ranqueles, Pampas y Tehuelches, atacaron en simultaneo el sur de Sta. Fé, Luján, Tandil y Chascomús.
 Martín Rodríguez, no podía con los indios y le pidió ayuda a Lucio Mansilla, gobernador de la pcia. de Entre Rios, quien le envió por 2 años el escuadrón de Husares de la muerte.
 En marzo de 1824 Martín Rodríguez organizó su 3º campaña al desierto, pero lo único que logró, fue establecer la frontera en el Río Negro y se retiró de la lucha como también se retiró de  la gobernación de Bs. As. dejando su lugar  al Gral. Juan Gregorio de  Las Heras quien ocupará el cargo  hasta 1826. Bajo este gobierno se firmaron algunos pactos de paz que no duraron mucho, como el “Tratado de la laguna de los guanacos” en La Pampa el 20 de diciembre de 1825.
 La política nacional estaba cambiando y en el año 1826 se nombró Presidente de las Pcias. Unidas del Río de La Plata a un unitario, anti sanmartiniano llamado Bernardino Rivadavia. Pero Rivadavia era solo presidente en Bs. As., el país se estaba consolidando, las provincias del sur no estaban fundadas todavía, porque la zona estaba ocupada por los aborígenes, que habían nacido ahí y otros que habían emigrados de Chile como los “Mapuches”.
 Para entender como pensaba Rivadavia sobre los aborígenes, vamos a citar algunos de sus dichos:” La experiencia de todo lo hecho nos enseña el modo de manejarse con estos hombres, ella nos guía al convencimiento de que la guerra se presenta como único remedio bajo el principio de desechar toda idea de urbanidad y considerarlos como enemigos, que es preciso destruir y exterminar.”
 Rivadavia eligió, para luchar contra el aborigen a un militar sanguinario que casi nadie conoce en profundidad, solo se conoce su nombre por el pueblo o  por las calles que lo recuerdan: Federico Rauch. “El Carnicero”       
En el año 1826 Bernardino Rivadavia, eligió para luchar contra los aborígenes a un militar prusiano, sanguinario, que se llamaba Federico Rauch, que tenía el grado de coronel y que se había incorporado al ejército en el año 1819 cuando solo contaba con 28 años de edad.
 El coronel Federico Rauch fue asignado para mantener, la frontera sur del país con los aborígenes, la idea era que si al indio no se lo podía vencer, tampoco se lo debía dejar avanzar, ellos estaban al tanto de la política nacional, sabían de la guerra con el Brasil que duró entre 1825 y 1828 y también sabían que el ejército estaba desatento de la frontera sur con los indios y también de la frontera con “Chile”. Entonces lanzaron 3 malones procedentes de Chile el 1º a principio de 1826 de 400 hombres de lanza sobre “Salto” llevándose todo el ganado de la ciudad, otro a mitad del mismo año, arrasando Dolores, Chascomús y Monsalvo y el último en septiembre sobre la “Cerrillada de los huesos” en “Tandil”, en estos malones participaron muchos “Realistas” que estaban presos en la prisión de “Las Bruscas”.
 “Las Bruscas” era una prisión que se encontraba en la ciudad de “Dolores” que se había construido en 1817 para albergar a prisioneros “Realistas”, los indígenas sabian que ahí estaban presos muchos hombres  de alta preparación militar que les podían ser muy provechosos para sus luchas, entonces los aborígenes cada tanto iban a la prisión y liberaban a los españoles y se los llevaban a luchar con ellos.
 Estos 3 malones como otros tantos estaban organizados por los hermanos “Pincheira”. Los “Pincheira” eran 4 hermanos chilenos que fueron líderes de las montoneras de ese país y que pelearon a favor de los “Realistas”. Cuando Chile logró su independencia, y los españoles fueron expulsados de America los “Pincheira” se hicieron asaltantes y cuatreros y cuando vieron que “Argentina” tenía serios problemas con los aborígenes se dedicaron a organizar malones sobre nuestras ciudades que partían desde “Chile” y que les dejaban grandes dividendos cuando vendían el ganado robado.
 Rauch se instaló en el desierto y trazó la frontera entre Melincué, 25 de mayo, Tapalqué y el Cabo Corrientes y él se ubicó físicamente en el “Fuerte Federación” que estaba en “Junín”. Realizó 3 campañas entre octubre de 1826 y enero de 1827, en los 3 casos el éxito fue total. Rauch masacró a los indígenas y rescató cautivas y ganado robado. Su principal enemigo era un cacique Ranquel que se llamaba Nicasio Maciel, pero era conocido como “Arbolito” porque era alto, flaco y con rulos y de lejos parecía un árbol.
 Por su extrema dureza y por su efectividad, este militar sanguinario, fue admirado por los estancieros y pobladores que sufrían el daño que los malones les causaban, y en febrero de 1827 se hizo acreedor del sable de honor que le entregó el gobierno
  Obsecuente con su jefe unitario Rivadavia, Rauch volvió por poco tiempo a Bs. As. Para apoyar la revolución de diciembre de 1828 cuando el gral. Lavalle derroca al gobernador Manuel Dorrego a quien luego fusilaría.
 Rauch vuelve al desierto y a la lucha, pero para comprender a Federico Rauch les voy a recordar un párrafo de una carta que le envió a Bernardino Rivadavia: “Hoy 18 de enero de 1828 degollamos a 27 Ranqueles, nos ahorramos 27 balas”.
 Los sabios dicen que: “ Nadie puede evitar la consecuencia de sus actos”. Y el 28 de marzo de 1829 en el “Combate de Las Vizcacheras” Arbolito lanceó a Rauch y luego lo decapitó, su cabeza fue arrojada en la puerta de la casa de la madre del coronel federal Prudencio Arnold (a quien Rauch había jurado matar) y luego fué llevada a Bs. As. y arrojada en una calle céntrica como un desafío. La ciudad donde se produjo este último combate lleva el nombre de “Rauch” que esta a 277 km. de Bs. As., pero en la “Plaza Mitre” en el centro de la ciudad hay una hermosa estatua que recuerda a “Arbolito” aquel legendario cacique Ranquel.
 La situación seguía siendo complicada, ya habían pasado casi 20 años de aquel 25 de mayo de 1810, cuando los criollos se hicieron cargo del gobierno y la situación con los aborígenes del sur, no había cambiado mucho. La Patagonia seguía ocupada, la frontera avanzaba lentamente, la frontera con “Chile” no existía, nadie la controlaba, los malones seguían arrasando las poblaciones llevándose mujeres cautivas y robando todo el ganado a su paso. Muchos malones partían de “Chile” y no estaban organizados por aborígenes. Como el caso de los hnos. Pincheira o el que organizó el capataz de la estancia “Miraflores” que yo les conté en la 2º parte de estas notas.
 Las filas del malón estaban integradas por: Realistas, Unitarios (perseguidos por las fuerzas Federales), bandidos rurales, prófugos de la justicia, cuatreros y por supuesto los aborígenes tristemente salvajes.
 Pero esta guerra recién empezaba, y en el año 1833, aparece en escena para luchar en el desierto contra el malón, uno de los personajes más controvertidos de la historia nacional hasta nuestros días, un hombre que fuera 2 veces gobernador de la pcia. de Bs. As. 1829 / 1832 y 1835 / 1852. El caudillo Federal Don Juan Manuel de Rosas.   
 Rosas estaba en Bs.As. gobernando por 2º vez la provincia, (1835-1852) y en el desierto tenía a un fiel cacique chileno llamado Juan Calfucurá (Piedra azul)  que era nieto del Cacique Huantecurá que ayudó, al Gral. San Martín a cruzar Los Andes en el año 1817 y que era abuelo de Ceferino Namuncurá, el sacerdote saleciano que fue beatificado el 11 de noviembre del 2007. Y que con suma admiración y respeto llamaba al caudillo federal que gobernaba Bs. As. Don Juan Manuel.  No se tiene idea de la fecha en que nació el cacique, pero se calcula que cuando llegó a la Argentina, tenía alrededor de 60 años.
 Calfucurá, mandó a su hijo en el año 1836 a  firmar con Rosas, un pacto de paz en la estancia que tenía este en “Virrey del Pino” ahí el cacique le devolvió a todos los cautivos/as que tenían los Boroganos del cacique Martín Rondeau y que él recuperó en la histórica “Masacre de Masallé” que yo les conté en la 4º parte de estas notas. El tratado consistia en que como Calfúcura  tenía como aliados a la mayoría de todos los caciques secundarios que habían quedado en el desierto, debía impedir los malones y si algún pequeño grupo menor de aborigenes (que no respondia a su mando), organizaba algún ataque, Calfucurá avisaba y las partidas militares los contrarrestaban enseguida. Se debía considerar argentino, como todos los suyos, debía jurar obediencia a la bandera azul y blanca, usaría la divisa punzó y tendría el grado de coronel del ejército.
 A cambio Rosas, les enviaba anualmente a sus toldos de “Las Salinas Grandes” : 1500 yeguas, 500 vacas,  mercadería, bebidas, ropa, yerba, azúcar y tabaco pero lo más importante que les enviaba eran médicos, que los vacunaban contra algunas  enfermedades. A veces Rosas en persona los iba a visitar a ver si necesitaban algo. Vamos a recordar lo que Pincén, aquel cacique Pampa comentaría años más tarde : “Juan Manuel era muy bueno, pero era medio loco, nos regalaba  potrancas, pero después nos mandaba un gringo que nos tajeaba el brazo y que según él era un gualicho grande contra la viruela y algo de verdad debió haber porque no hubo más viruela por entonces”.
 Painé, que era el cacique de los Ranqueles era compadre de Rosas, le había dado a su hijo Mariano para que Rosas lo apadrine y lo eduque en sus estancias. Con este comentario, les quiero demostrar de la excelente relación que tenía Rosas con los aborígenes
 Entre 1835 y 1852 una cierta paz reinó en el desierto, pero Calfúcura siempre tuvo excusas para seguir incursionando con algún pequeño malón de vez en cuando y atribuírselos a la desobediencia de sus tribus.
 Pero llegó el 3 de febrero de 1852 y el Gral. Justo José de Urquiza apoyado por el ejército brasilero, venció a Rosas en la “Batalla de Caseros”, quien tuvo que exiliarse en Inglaterra, donde murió el 14 de marzo de 1877.  A partir de Caseros el país cambió, se volvió a abrir  el camino de los chilenos que Rosas tenía fortificado y la lucha contra los aborígenes volvía a fojas cero.
  Calfucurá intentó negociar con Urquiza, pero el caudillo entrerriano no quizo y menos que menos, por su condición de chileno.
 El terrible cacique Juán Calfúcura volvía a la barbarie y al azote de los malones, y a los pocos días de Caseros con 5000 guerreros atacó Bahía Blanca donde se llevó 65000 cabezas de ganado. El 13 de febrero de 1855 arrasó la ciudad de azul.
 Calfucurá era imparable. Venció a Mitre en la “Batalla de Sierra Chica” en Olavarría. Humilló al Gral. Manuel Hornos en la “Sierra de San Jacinto” cerca de Tapalqué. En septiembre de 1855 derrotó y mató al Comandante Nicanor Otamendi, en la estancia San Antonio de Iraola.
  En el año 1856 su ejército era estimado en más de 6000 guerreros. Ciudad que Calfúcura atacaba era ciudad arrasada, parecía invencible, Cabo Corrientes, Tandil, Junín, Melincué, Alvear, Tres Arroyos, Bragado, Salto, Rojas, Tapalque no dejaba ciudad en pie. Pero un día del año 1859 ocurrió algo increible e inesperado. Calfucurá avanza sobre el pueblo de 25 de Mayo, ya lo había hecho en el año 1856, dejando un pueblo saqueado y destruido, los habitantes nunca olvidaron ese ataque y sabían lo que les esperaba ahora. Conducen a mujeres y a niños a lugares seguros y se aprestan a defender el pueblo como puedan. De pronto sobre las calles de tierra de 25 de Mayo aparece un jinete sobre un caballo blanco que cabalga de frente hacia el malón, es el Padre Francisco Bibolini, un italiano que es el párroco del pueblo. La gente lo mira y se persigna, convencida que será la última vez que verán con vida al amado sacerdote, al frente del malón venía Juan Calfúcurá, que al ver al religioso, alza su mano y manda hacer alto. Bibolini imparte bendiciones sobre los aborígenes,  le habla al cacique y este parece dudar, la fiereza de su rostro desaparece y sus instintos comienzan a apaciguarse.
 Calfucurá ordena a sus huestes acampar en las afueras y entra al pueblo pacíficamente a parlamentar. Ambos van cabalgando por las polvorientas calles de 25 de mayo, hasta llegar a la iglesia donde el cacique escucha con atención al clérigo, quien aduce que se retirará a la mañana sin atacar, el padre le ofrece algunos regalos y lo invita a visitar su iglesia y el milagro sucede Calfucurá se vá. Lo mismo ocurrió en el malón de 1861, donde el padre Francisco lo paró nuevamente.
 El heroico sacerdote italiano Francisco Bibolini falleció en el año 1907 y hoy yace enterrado en la iglesia principal de la ciudad de 25 de mayo, por él salvada en 1859 y 1861 y en el frente de ella hay un monumento del legendario sacerdote.
 Los soldados en ese entonces usaban un viejo fusil que venía de la época de las guerras de la independencia y que, después de disparar, se debía volver a cargar con pólvora, rompiendo con los dientes un envoltorio de papel que la contenía, es por eso que para formar parte del ejercito, los soldados no podían tener problemas dentales.
 Durante el gobierno de Sarmiento (1868  1874) aparece el peor enemigo que pudo tener el aborigen durante todo el siglo XIX el fusil norteamericano “Remington” de retrocarga.
El 31 de mayo de 1852 se intentó firmar entre las pcias. del interior y Bs. As. el “Acuerdo de San Nicolas”, la idea era crear una constitución y empezar a armar un país diferente. Pero Bs. As., disconforme con algunos artículos, rechazó el acuerdo y comenzaron en el país una serie de terribles luchas internas, entre Bs. As. manejada por B. Mitre y la “Confederación” de pcias. del interior manejadas por  J.J. Urquiza y otros caudillos provinciales. Entre las batallas principales se destacan “Cepeda” el 23 de octubre de 1859 y “Pavón” el 17 de octubre de 1861. Esto sumado a la invasión brasilera en el “Río de La Plata” en el año 1864, hizo que el gobierno desatienda la lucha contra los malones y se desprotejan los pueblos.
 La situación estaba complicada, el poder de “Calfucurá” hizo retroceder la frontera al año 1832, “El paso de los chilenos” por donde se pasaba el ganado robado a Chile y que Rosas tenía cerrado y fortíficado, se volvió a abrir después de “La batalla de Caseros” en 1852 y se cerró nuevamente durante el gobierno de Bartolomé Mitre (1862/1868).
 Aparte pasaba algo importante de mencionar, los vencedores de Caseros: Urquiza y Sarmiento, acérrimos enemigos de Rosas, no querían reconocer que el caudillo federal tuvo razón en su forma de actuar con los indígenas, que su paso por el desierto fué exitoso y que durante un largo período se terminò con la barbarie de los malones, odiaban tanto a Rosas, que no querian imitarlo pero al final, lo tuvieron que hacer. Asì que tanto Bs. As. como la “Confederaciòn” querian ganarse a “Calfucurà” a fuerza de obsequios de cualquier tipo, para que dirigiera los malones exclusivamente contra sus adversarios.
 Pero el poderoso “Piedra Azul” les guiñaba el ojo a todos, aceptaba todo de todos, pero poco cumplìa, con el “Camino de los Chilenos” abierto, su negocio era el malòn, los grandes arreos de ganado robado y su venta en “Chile”, donde muchos militares que enviaba el gobierno argentino para parar a los aborígenes participaban de estas negociaciones para su propio beneficio.
 Luego pensaron comprar al cacique “Pampa” Juan Catriel (El Viejo), pero Catriel carecìa de estructura para oponerse a “Calfucurà”, aparte al tiempo muriò y lo reemplazò su hijo Cipriano Catriel (El joven). Las prestaciones prometidas, no se cumplian y los aborígenes todos unidos volvieron al malòn. En el año 1871 los malones superaron los 29, en el año 1872 llegaron a 35. Cipriano Catriel era muy valiente, pero era traidor y los indios lo sabian, aparte lo odiaban porque tenìa costumbres criollas, se habìa hecho una casa de ladrillo y dormìa en sabanas de hilo. Solian decir de èl, que era un intermediario para vender a los comerciantes criollos el ganado robado por su tribu, siempre en complicicidad con los comandantes de la frontera. Varias veces movilizò a los indios para luchar contra sus hermanos y el que se negaba lo fusilaba. Un dìa en combinaciòn con el coronel Francisco D’Elia hizo enviar presos a la isla de Martìn Garcìa a sus lugartenientes: Manuel Grande y Chipitruz y destinò a la tribu “Pampa” al ejercito de lìnea y los hizo luchar a favor de Bartolomè Mitre en la batalla de “Pavòn”. Para vengar estas graves afrentas el 8 de marzo de 1872 “Calfucurà” en persona, cruzò la frontera, con màs de 3500 indios de lanza para enfrentarse con algunos indios de Catriel y con las tropas del Gral. Ignacio Rivas.  Juan Calfucurà fuè derrotado en “La Batalla de San Carlos” en lo que hoy es la ciudad de “Bolivar” el cacique tenìa màs de 100 años, después del pesar que le causò la derrota, el 4 de junio de 1873 falleciò en su toldo de “Las Salinas Grandes” su tumba fuè profanada, años después  por las tropas del gral. Levalle y hoy sus restos descansan en el Museo de Ciencias Naturales de la ciudad de La Plata. El legendario cacique fuè remplazado por su hijo “Namuncurà” (Garròn de piedra).
 El verdadero heroe de “San Carlos” fuè Cipriano Catriel, las crònicas de la època dicen que nunca se viò pelear a una persona asì, peleò como un demonio, con el ardor de quien sabe intimamente que està traicionando a los suyos. En el año 1874 sus hermanos Juan Josè y Marcelino Catriel lo mataron por traidor.
  Aquí aparece en escena el “Ministro de Guerra y Marina” del Presidente Nicolas Avellaneda (1874-1880).  Adolfo Alsina. Quien manda al comandante Levalle que tenía asiento en azul, a negociar la paz con Namuncurá. En un parlamento este le exige: 200 millones de pesos, el estricto cumplimiento de las prestaciones y la libertad de los caudillos presos en la isla de “Martín García”.
 Alsina le ordena a Levalle demorar el entendimiento, pero Namuncurá no espera. Y en el año 1875 el cacique organiza la “Invasión Grande” y sale de su campamento de “Las Salinas ” con 3000 indios de lanza, lo secundan Juan José Catriel y Manuel Pincén (el terror de los fortines). Luego de varias batallas que van de noviembre de 1875 a marzo de 1876, los indios terminan derrotados. El fusil Remington hace estragos entre los aborígenes.
 Adolfo Alsina, no era un militar sanguinario, era un político. Y tuvo una idea, para parar los malones, que los genocidas de la época no compartían. Era construir una zanja, que quedará para la historia Argentina, como “La Zanja de Alsina”.     
Adolfo Alsina, Ministro de Guerra y Marina del Presidente Nicolas Avellaneda (1874 / 1880), tuvo la idea de hacer una frontera con el aborigen en forma de zanja, que quedará para la historia Argentina como la “ Zanja de Alsina ” el propio Alsina sostenía:
“ El indio no invade para pelear, ni tampoco por el solo placer de hacer mal, el indio invade para robar y hacer su negocio con lo robado. Bien , pues, salvado el foso, consumada la invasión, qué hará el indio con lo robado, no pensará salir por donde entró, porque debe suponer que el paso está ocupado y la zanja reestablecida. ¿ Se lanzará entonces a buscar una salida con el arreo ¿ ahí es donde lo podemos atrapar y quitar lo robado. “
 Así que en el año 1876 la zanja se comenzó a construir a mano. Tenía, 2 mts. de profundidad, 3 mts. de ancho en la superficie,  y 60 cm. en el fondo y un parapeto exterior de 1mt. de alto x 4,5 mts. de largo  e iba a convertirse en la nueva frontera con el aborigen y su construcción se iba a realizar desde Bahía Blanca, Sierra de La Ventana, Guaminí, Carhué, Trenque Lauquen, Laguna Amarga (Cordoba), Río Quinto, seguía en Sta. Fé y Terminaba en Mendoza, en un principio estuvo pensada para tener un largo de 600 km. Iba a tener fortines con mangrullos en su recorrido con un oficial a cargo y 10 soldados, y los fortines iban a estar comunicados por el recién nacido telégrafo. Pero cuando la zanja tenía un recorrido de 374 km. , el 17 de noviembre de 1877 Adolfo Alsina revista en pesona el campamento de Puán e ingiere alimentos en mal estado, enferma gravemente y muere el 29 de diciembre de ese año.
  Lo reemplaza la última persona que va a incursionar en el desierto a pelear contra los aborígenes, una persona que no quería ni a Alsina,  ni a sus procedimientos. El Gral. Julio Argentino Roca, quien luego fuera 2 veces presidente de la nación (1880-1886) y        (1898-1904). Roca se oponía al plan de Alsina y solía decir que: a su juicio, la zanja mataba las hormigas de una a una al salir del hormiguero y que la única solución contra la amenaza de los indígenas era: exterminarlos, subyugarlos o expulsarlos.
 Para llevar a cabo este plan el 4 de octubre de 1878 fue sancionada la ley 947, que destinaba 1.700.000 $ para el cumplimiento de esta ley que ordenaba llevar la frontera hasta los ríos: Negro, Neuquén y Agrio. Mucho dinero para esta campaña, la aportó la “Sociedad Rural Argentina” cuyos miembros, toda gente de la alta sociedad Argentina, se quedaron luego de terminada la masacre, con las mejores tierras.
 Roca a finales de 1878, comenzó a “limpiar” la zona de aborígenes entre la “ Zanja de Alsina ” y el Río Negro y partió con 3 divisiones: La 1º con 1900 soldados a cargo del coronel Conrado Villegas  quien encuentra dormido entre los pastos al gran Pincén (el terror de los fortines) un soldado le dice a Pincén ¿ Como vos, siendo tan valiente, te dejastes atrapar dormido ¿ a lo que Pincén responde: “A todo hombre le llega su hora”.
Se lo llevan maniatado a Villegas y Pincén le dice: “Acabado Pincén, ahora vos cortar cogote” Villegas ordena desatarlo , le estrecha la mano y le dice: “ Es un honor saludar a un hombre tan valiente como usted” y lo envía a Bs. As.
 En Bs. As. Su captura causa alborozo, felicitan a Villegas por haber capturado al indio más audaz de las pampas y en la “Estación del Parque” que estaba enfrente a lo que es hoy “Plaza Lavalle”, una multitud lo esperaba desilusionada, esperaban ver llegar a una fiera y se encontraron con un hombre, flaco, septuagenario de estatura normal, que ni podía caminar. Al que interrogaron, le sacaron algunas fotos y lo enviaron preso a la isla de “ Martín García” donde murió en una fecha no establecida.
 La 2º a cargo del coronel Nicolas Levalle que con 325 soldados, venció a Manuel Namuncurá en la ciudad de Lihuel Calel cerca de “ Las Salinas “.
Y la 3º al mando del coronel Eduardo Racedo que con 1350 soldados capturó al cacique Ranquel Epumer y obligó a huir hacia Los
Andes al cacique Baigorrita.
 Cada división tenía en sus filas a más de 100 aborigenes  que iban a pelear contra sus hermanos.
 Ls huestes de Roca masacraban sin piedad a los pocos indios que quedaban y seguian presionando hacia el sur logrando la rendición de  Namuncurá con 330 guerreros.
 La última batalla se libró el 18 de octubre de 1884, donde el teniente Insay derrotó a los caciques Tehuelches: Inacayal y Foyel
 quienes junto a sus familias fueron llevados a vivir al “Museo de Ciencias Naturales de La Plata”.
 El último en rendirse fúe el cacique Tehuelche Valentín Sayhueque, el 1º de enero de 1885. Algunos grupos menores continuaron huyendo en Chubut  hasta el año 1888.
 Y aquí termina esta triste historia, que va desde 1810 hasta 1888, que es mucho más larga,  que la mayoría desconoce en profundidad y que yo traté de resumirles en 7 medias páginas, contándoles, lo más oculto, lo desconocido, los tratados de paz, los negociadores, los sanguinarios y todo el daño que nos hicieron los chilenos, los aborígenes: Mapuches, Araucanos y  Boroganos y los civiles, como los 4 hermanos Pincheira y José Miguel Carrera (enemigos de O`Higgins y de San Martín) que pelearon a favor de los Realistas y en contra de la independencia de su país. Y cuando Chile fué libre, vinieron a malonear a la Argentina y llevarse lo robado a su país.
 Si esta larga  historia no los aburrió,  se entendió y les pareció atrapante, su misión esta cumplida.