BONECO, AQUELLA MASCOTA LEGENDARIA

 El 25 de Enero de 1997 mataron a José Luis Cabezas (fotógrafo de la revista “Noticias”), todos los cañones apuntaban hacia el empresario Alfredo Yabrán, por aquella famosa foto que fue tapa de la revista y que Cabezas le sacó en la playa de Pinamar. El jefe de su custodia era un militar retirado llamado Gregorio Ríos, al hacerle un peritaje psicológico, los peritos determinaron que era tan fiel a su jefe, que tenía “Fidelidad Canina” o sea que un grupo de psicólogos que peritó el perfil de Gregorio Ríos, para decir que este hombre era tan pero tan fiel a su empleador, lo comparó con la fidelidad de un perro, que obviamente es muy superior a la cualquier ser humano.
 Juan Carlos Malodín “Lolo” era un humilde brasileño, al que un día se le engangrenó una pierna y como no quería que se la cortaran se hizo linyera, prefería morir, a vivir sin ella, se abandono totalmente y se fue a vivir debajo de un puente de Palermo. Fue entonces cuando apareció en su vida, un perro “Manto Negro” mestizo al que llamó “Boneco” (muñeco en portugués) que se quedó a su lado y comenzó a lamerle la pierna engangrenada, hasta que se la curó. “Bartolo” me contó que él conoció a “Lolo” cuando ya tenía al perro y que era rengo, se ve que pudo salvar su pierna, pero la herida le dejó alguna secuela que le produjo una renguera de por vida. A partir de ese momento se hicieron amigos inseparables. Cuando “Lolo” comenzó a detectar la inteligencia que tenía el perro, le enseñó a hacer piruetas y algunos modales que lo harían famoso.
Estuvo un tiempo divirtiendo a la gente con las pruebas que hacia “Boneco”, hasta que comenzó a ver que podian vivir ganandose la vida en fiestas infantiles, cumpleaños o en circos. Con el tiempo “Lolo” alquiló un depto. en Palermo y compró un Fiat 600, donde los asientos de atrás del auto pertenecian al perro.
Hasta que un día, llegaron al Club Independiente de Avellaneda, donde comenzaron a quedarse en las concentraciones y en las prácticas, donde “Boneco” divertia a los jugadores del plantel, quienes le tomaron un gran cariño y lo adoptaron como mascota.
 Salió a la cancha por 1º vez oficialmente junto a Ricardo Pavoni el 24 de marzo de 1974 cuando Independiente le ganó 4 a 1 al Racing Club. Cuando el equipo, llegaba al centro de la cancha, los jugadores saludaban con las manos en alto y con las palmas de frente, y “Boneco” se paraba en 2 patas con el banderín del club entre sus dientes, luego daba la vuelta olímpica, siempre portando el banderín y con eso se ganó la ovación de todas las canchas de América, porque “Boneco” acompaño a Independiente a ganar entre otras las copas Libertadores de América 1974/1975. El gran Ricardo Bochini alguna vez dijo: “En el mundo del futbol, las cábalas existen y Boneco es nuestro talismán de la suerte, y cuando nos falta es como si faltara uno de nosotros”.
 “Pipo” Ferreiro D.T. de ese momento aseguró: “Cuando Independiente viajaba al exterior, Boneco tenía su pasaje de avión y se cansó de salir campeón con nosotros”. En las comidas que realizaban los integrantes del plantel, el perro hacia una prueba que todos festejaban, le ataban un pañuelo en la boca y le decían por ejemplo: “lleváselo a Bertoni”, y “Boneco se lo llevaba”.
 Cuenta la leyenda, que un día el “Chivo” Pavoni, antes de salir a la cancha, en un partido definitorio de una copa, con una cancha adversa, se paró delante del equipo y les dijo: “ Si Boneco entra a la cancha gruñendo y mordiendo el banderín entre los dientes y no se achica, ¿Cómo vamos a arrugar nosotros?. En los partidos internacionales, el banderín era mitad de Independiente y mitad de Argentina.
 En la decada del '70 realizó algunas apariciones televisivas, era habitué del programa “Sabados Circulares de Mancera” y protagonizó la tira semanal: “Gorosito y Sra.” Con Santiago Bal y Susana Brunetti. Pero como cantaba “Vox Dei” : “Todo tiene un final, todo termina”, y un día “Lolo” murió, el perro embargado por la tristeza, se quedó todo el funeral debajo del feretro y cuando el cuerpo fue llevado a su morada final, el perro se echó al lado de su tumba y nunca quizo recibir ningún tipo de alimento y murió, reafirmando con esta actitud, que nunca más se separarian. “Boneco” si que tenía Fidelidad Canina.
 Para rematar esta nota yo podría elegir una de las tantas anecdotas que hay, sobre perros fieles, pero elegí, el final de aquella hermosa canción de José Larralde que se llama “Cosas que pasan” y que es la historia de un peón rural, al que los hijos del viejo patrón, despiden después de 30 años de servicio y cuando se va, muy triste dice: “De arriba abrí la tranquera / eche el pañuelo a la espalda / por costumbre, prendí un negro / talonié mi moro Pampa / y ya me largue al galope / silbando como si nada / Nadie salió a despedirme / cuando me fui de la estancia / solamente el ovejero, un perro nomás / cosas que pasan, cosas que pasan.