EL DIA EN QUE EL RIACHUELO SE TIÑO DE SANGRE

 Fue tan terrible la década que empezó en 1930 en la Argentina, que tuvo nombre propio: “La decada infame”. El fraude electoral era moneda corriente en cada elección, especialmente en las ciudades chicas del interior, donde los caudillos políticos hacían y deshacían a gusto con la complicidad de jueces y autoridades policiales.  A comienzos del año había 3 temas que ocupaban la opinión pública, el primero era el inminente debut de la selección Argentina en el 1º mundial de futbol que se jugaba en Uruguay. Había que bajar a los Uruguayos que estaban muy agrandados y que venían de ganar 2 medallas de oro en futbol en las olimpiadas de 1924 y 1928, Argentina logro un honroso 2º puesto al perder la final con los locales por 4 a 2. Envió un equipo con jugadores de la talla de Juan Botasso, Juan y Mario Evaristo, Luis “doble ancho” Monti, Francisco “Pancho” Varallo, Carlitos Peucelle y Guillermo Stabile. El otro tema era la crisis que afectaba al país, producto de la caida de la bolsa de Walt Street en EEUU, lo que produjo en la Argentina: desocupación, caída de la producción, de salarios y de exportaciones y falta de créditos internacionales. Y el último tema que ocupaba a la gente eran los rumores de un golpe de estado, que se terminó concretando el 6 de septiembre de 1930 donde el Gral. José Felix Uriburu derrocó al presidente Hipolito Irigoyen, siendo el primer golpe de estado que sufrió un gobierno democrático en el país.
 El Riachuelo era lamentablemente desde fin del siglo XIX, cuando se instalaron las primeras industrias, y empezaron a tirar ahí sus efluentes sin control ni tratamiento alguno, la cloaca a cielo abierto que todos conocimos. A esta decada Hector Mendez y Anibal Troilo le hicieron un tango memorable: “Yo Soy del '30”.
 Eran las 5 de la mañana del 12 de julio de 1930, la niebla invadia Bs. As. el interno 75 de la línea 105 de la “Companía de tranvías eléctricos del Sur “ (conocido como el tranvía obrero), había salido de la estación de Lanús hacia Plaza Constitución, conducido por su motorman Juan Vescio de 31 años . Tenía capacidad para 36 pasajeros sentados, venían en el tranvía 60 personas, después de pasar por la estación Piñeiro, cruzaba el Riachuelo y su próxima parada era Constitución donde bajaban la mayoria de los trabajadores. Por el Riachuelo venía la chata petrolera “Itaca II” que quería ingresar al antepuerto y le avisaba con sus sirenas al español Manuel José Rodríguez de 68 años encargado del puente levadizo “Bosch” que vaya levantandolo para poder pasar (el puente “Bosch” es el puente que se encuentra al costado de las vias del tren Gral. Roca, que une Barracas con Avellaneda y que fue inaugurado el 30 de julio de 1908). El hombre hizo lo de siempre, encendió las luces de peligro para evitar que algún tranvía cruzara y puso en marcha el mecanismo para que el puente comenzara a elevarse. Habian pasado unos pocos minutos de la 6:00 hs. el tranvía cruzó la última curva, aquella que les avisaba a los pasajeros que, viajaban de memoria, que estaban a punto de cruzar el puente sobre el Riachuelo, la espesa niebla no permitió al motorman ver las luces de peligro y el tranvía terminó en el fondo de sus heladas aguas a las 6:23 hs. de aquella mañana trágica. De aquellos 60 pasajeros solamente sobrevivieron cuatro: Remigio Benadasi, José Hohe, Buenaventura Arlia y Gabino Carrera.
 Muchos apuntaron contra el joven motorman Vescio, quien dejaba 4 hijos y una viuda embarazada, otros al estado de los frenos, al final no hubo como otras tantas veces ni castigo, ni culpables. Las riberas del Riachuelo se llenaron de curiosos y cronistas de todos los medios, este hecho fue inspiración del largometraje argentino: “Dock Sud” de Tulio Demicheli donde se reproduce el accidente. El gran poeta y escritor Raúl González Tuñón, escribió en la quinta edición de “Critica” del día siguiente: “ Una vez que sacaron los cadáveres, encontraron a un obrerito joven de tan solo 14 años de edad, seguramente la muerte lo encontró tiritando en un rincón esa mañana fría, nadie lo reconoció en el momento de ser sacado de la aguas. Le sacaron del bolsillo un sandwich de milanesa, el último de su vida de quien sabe cuantas jornadas de hambre pasó, tuvo el prestigio de arrancar más de una lagrima”.
 Tita Merello tiene una versión impecable del tango “ Yo soy del '30”, en una de sus estrofas dice: “ Y así he vivido, sin claudicar / a veces bien a veces mal / yo soy un cacho de Bs. As. / hecho a cortadas y diagonal / yo soy del tiempo que me enseñaron / las madrugadas lo que es vivir / desde ese entonces de amigos tuve / a Homero Manzi y Discepolin. En este tango se recuerdan algunos acontecimientos tristes de la decada como la muerte de Carlos Gardel en 1935, pero a la tragedia del tranvía en el Riachuelo ni se la nombra, era mejor olvidarla, nosotros lo hacemos solo a modo de anécdota.