Roncallo era un tipo muy sincero y me decía lo que otras personas de la iglesia no querían, o no se animaban a decir, un día me dijo que tenía tanto amor para dar que fué una pena no haber tenido hijos. El me enseñó la diferencia entre religión y religiosidad y me contó que siendo chico tenía 2 tías muy malas , que lo llevaban a escuchar misa, y en su infantil inocencia, no podía entender como sus tías asiduas concurrentes a la iglesia, que se sabían la misa en latín de memoria, cuando salían de ahí eran malas. Entonces me dijo que sus tías, indudablemente tenían religión, que es cumplir con una serie de reglas, que se deben seguir, para sentirse cerca de Dios, como concurrir a un templo o a una iglesia y leer el libro cabecera de esa religión. Pero sus tías no tenían religiosidad, que es ser un buen religioso sin tener la necesidad de cumplir con ninguna de esta normas.
Hay un viejo refrán que dice: “Si a la vida no vinistes para hacer el bien, tampoco hagas el mal”. En la vida hay que tener religiosidad y ser bueno, ¡Pero Cuidado!, hay que saber cuando y con quien ser bueno, porque entre el bueno y el tonto hay una fina tela de cebolla o como aclara mi amigo Mauro, hay un himen, y eso la Biblia lo dice, en el evangelio según San Mateo del Nuevo Testamento: “He aquí yo os envío como ovejas en medio de lobos, sed pues, buenos como palomas pero astutos como serpientes”.
Brochero era religioso como tantos otros, pero tenía religiosidad como pocos, por eso, recibió el cariño de ese pueblo que lo amó profundamente y su recuerdo traspasó el tiempo y el olvido.
José Gabriel del Rosario Brochero nació el 16 de marzo de 1840 en Villa Santa Rosa, departamento de Río 1º, provincia de Cordoba. En el año 1858 ingresa a la Universidad Nacional de Cordoba donde se recibe de Maestro en filosofía y donde entabla una amistad, que duraría el resto de su vida, con Miguel Juárez Celman quien fuera gobernador de la Pcia. de Cordoba, entre 1880 y 1883 y presidente de la nación entre 1886 y 1890. El 4 de noviembre de 1866 fue ordenado sacerdote. Brochero, abandonaba la iglesia, adonde apenas había entrado para montarse en su mula “Malacara” e irse a tomar mate con los enfermos de lepra o dedicarse al servicio de la humanidad doliente, sus vecinos, solían ver al padre dándole el religioso consuelo a un enfermo moribundo, recogiendo su última palabra y tratando de cubrir la miseria de sus deudos, como lo demostró en el año 1867, cuando se entregó a la asistencia de los enfermos moribundos de la epidemia de colera, que azotó la provincia de Cordoba y que se llevó más de 4000 vidas.
En el año 1869 fué designado cura del valle de Traslasierra, donde viajó 3 días a lomo de mula a traves de las sierras para hacerse cargo del curato,. Traslasierra era un lugar inmenso, aislado, indómito y casi desierto, rodeado de sierras de 2000 mts. de altura, con un grado de indigencia lamentable, sin caminos y sin escuelas. Un sitio infectado de delincuentes y prófugos de la justicia. Brochero tenía tan solo 29 años y se instaló en la localidad de Villa del Tránsito, este ha sido uno de los períodos más ejemplares, más peligrosos, más fatigantes y heroicos de su vida.
Para entender lo diferente que era Brochero a otros tantos hombres de la iglesia y lo importante que fué para ese valle cordobés,
voy a trascribir un articulo de un periodico de su pcia. del año1887.
“Brochero es un hombre de carne y huesos: dice misa, confiesa, ayuda a bien morir, bautiza, consagra la unión matrimonial, etc. Y sin embargo es una excepción: practica el Evangelio. ¿Falta un carpintero? Es carpintero. ¿Falta un peón? Es un peón. Se arremanga la sotana en donde quiera, toma la pala o la azada y abre un camino público en 15 días, ayudado por sus feligreses. ¿Falta todo? ¡Pues él es todo! y lo hace todo con la sonrisa en los labios y la satisfacción en el alma, para mayor gloria de Dios y beneficio de los hombres, y todo sale bien hecho porque es hecho a conciencia. Y no ha hecho solamente caminos públicos: Ha hecho también una buena Iglesia. Ha hecho, además, un gran colegio... ¡y todo sin subsidio de la provincia, sin erogación por parte de los miembros de la localidad! ¡Lo ha hecho todo con sus propias garras! ¿Milagro? No. La cosa es muy sencilla. Es cuestión de honradez y voluntad. En otros términos: es cuestión de haber tomado el apostolado en serio, como lo ha tomado el cura Brochero”
Brochero
fué el cura de la Villa del Transito ubicada en el Valle de Traslasierra en la pcia. de Cordoba,
casi
toda su vida. Allí organizó a sus pobladores y realizó infinidad de obras, como
el acueducto que traía agua al valle desde el río Panaholma, En
el
año 1877 inauguró su famosa “Casa de Ejercicios Espirituales” y construyó junto a sus fieles el 1º y precario
“Camino de las altas cumbres”, que unía el valle con la ciudad de Cordoba.
Llevó a la zona el telégrafo y la estafeta postal.
Austero, duro y sufrido, ahí andaba Brochero,
con su mula “Malacara”, y hay una anécdota que lo pinta de cuerpo entero. Dicen
que un día, había que ir a auxiliar espiritualmente a un moribundo y él, de
tanto andar tenía llagadas las nalgas y no podía montar, entonces se hizo atar
al recado, para no aflojar y poder llegar hasta el necesitado, y llegó.
Solía salir a conversar y a pedir, a los
habitantes de la zona, como tambien solía escribirle, para pedirle ayuda, a su
amigo y ex compañero de la “Universidad de Cordoba”. El Dr. Miguel Juarez
Celmán quien fuera gobernador de la pcia. de Cordoba, entre 1880 y 1883 y
Presidente de la nación entre 1886 y 1890. Con quien las cartas siempre
terminaban igual. “…haz una gauchada caramba…”, y logró que en el año 1883, el
mandatario se llegara hasta el valle , a pesar de las incomodidades del viaje,
para ver con sus propios ojos las necesidades de la zona.
Por sus obras y por sus actividades, Brochero
fué amado profundamente.
El valle, en esa época, era una zona
prácticamente inaccesible y era el lugar elegido por los bandidos rurales para
esconderse se la justicia, y Brochero, conocía todos sus escondites, pero él no
era un alcahuete de las milicias provinciales, él iba a buscar a los delincuentes,
los llevaba a su “Casa de Ejercicios Espirituales” y los redimía, como hizo con
el famoso bandido “Gaucho Seco” y otros forajidos de la zona, a los que trajo a
su casa y los sacó mucho más mansos de lo que habían entrado. O como cuando se
fue a buscar al temible Santos Guayama (el hombre que murió 9 veces) ,
lugarteniente de las montoneras de Felipe Varela y el “Chacho” Angel Vicente
Peñaloza. Pero antes de que pueda encontrar a Guayama y ayudarlo, lo encontró
el ejercito y lo fusiló.
El día que murió Guayama dicen que Brochero
lloró como si se le hubiera muerto un hermano.
En el año 1898 , luego de casi 30 años de ser
el párroco de las sierras cordobezas y con su salud quebrantada, Brochero fué
nombrado titular de la Catedral de Cordoba, pero en el año 1902, renunció.
Cuentan que al despedirse de sus colegas de la Catedral, se quitó la museta
como si le molestara y les dijo: “Este apero no es para mi lomo” y se fué, para
volver a hacerse cargo de su amada parroquia de Villa Transito, en el Valle de
Traslasierra hasta el año 1908.
En el año 1910 escribió su testamento donde,
en un fragmento decía: “que mis albaceas me hagan hacer con algún carpintero de
esta Villa, algún cajón sencillo, para que gane algo con su obra, y colocando
en él mi cadáver, sea enterrado en el suelo en cualquier punto de la calle
principal de entrada del cementerio actual del Valle”
Ya enfermo, Brochero, entregó el 5 de febrero de 1908 su
amado curato de “Villa del Transito” para siempre y se fué a vivir con sus
hermanas a “Rio primero” pcia. de Cordoba.
Pero Brochero era incansable y el 21 de octubre
de 1912 se entrevistó con el caudillo radical Hipólito Yrigoyen (quien luego
fuera 2 veces presidente de la nación), para interiorizarlo sobre la construcción
del tren que quería hacer llegar al
valle.
Los habitantes del “Villa del Transito”lo
fueron a buscar para que se vaya a vivir allá los últimos años de su vida y
allá se fué con sus hermanas que lo cuidaban.
Cuentan, que sus últimas palabras fueron:
“Ahora tengo ya los aparejos listos pa’l viaje” y murió, en la casa que hoy, es
el museo Brocheriano, era el 26 de enero de 1914, tenía 73 años. Pero ese Dios,
al que tanto amó, pero que nunca habia
visto, no le hizo vivir una vejez muy agradable, porque Brochero, vivió los
últimos años de su vida ciego, sordo y leproso (producto de haber estado en contacto
con los enfermos de ese mal, despreciados por la sociedad). Pero lo peor es que
murió solo, ya nadie se le acercaba por su enfermedad y al partir le quemaron
todas sus pertenencias para que el mal no se propague. O tal vez Brochero, en
su vejez haya alcanzado, esa felicidad espiritual, que este mundo materialista de hoy, no entenderia
nunca.
Murió con 2 grandes frustraciones, una fué, no
haber podido llevar el ferrocarril desde la ciudad de “Cordoba” hasta el” Valle
de Traslasierra”, y la otra es no haber podido salvar de la muerte a su amigo
Santos Guayama.
En el año 1916 “Villa del Transito” paso a
llamarse “Villa Cura Brochero”, gesto, que si hubiera estado vivo, lo hubiera
molestado mucho.
En el año 1967, el Vaticano comenzó a poner
los ojos sobre este increible hombre de la iglesia católica y en ese entonces
había muchos testigos vivos que lo habian conocido y que pudieron dar
testimonio sobre él.
Uno
puede ser creyente o no, pero en los momentos de desesperación, cuando la vida
de un ser querido parece esfumarse, son muchas las personas que confían en un
poder superior que los ayude.
El 28 de septiembre del 2000, el niño Nicolas
Flores estuvo al borde de la muerte, con 3 paros cardiorespiratorios y perdida
de masa encefálica y osea, producto de un accidente automovilístico, acaecido
en la ciudad de “Cordoba”. Los médicos decian que era casi imposible que
Nicolas viviera, y si vivía, no iba a poder ver, escuchar, hablar ni caminar y
que lo único que podía salvarlo era un milagro.
Su padre le pidió a Brochero que lo ayudara y el milagro se concretó,
sin que hubiera una explicación médica al respecto, esos informes llegaron al
Vaticano y en el año 2004, bajo el pontificado de Juan Pablo II, Brochero fué
declarado “Venerable”.
El 14 de septiembre del 2013, Brochero fue
Beatificado, que es el paso previo a la canonización.
El 30 de octubre del 2013, la niña sanjuanina Camila Brusotti, sufrió un
infarto masivo en el hemisferio central derecho de su cerebro , producto de una
golpiza que le propinaron su madre y su padrastro, la llevaron al hospital
inconsiente, casi ni respiraba, le faltaba todo el parietal derecho de su
cerebro y adujeron que se había caido del caballo. Una junta de 7 médicos
decretó el caso como irreversible, tenía 72 hs. de vida o vida vegetativa.
Una amiga de sus abuelos, les contó lo que
pasó con Nicolas en Cordoba y les llevó a su casa una imagen de Brochero con
una oración que todos rezaban diariamente. Inesplicablemente, la niña se
recuperó y en diciembre fué dada de alta.
Estos son los 2 milagros que la iglesia le
atribuye a Brochero, después de que un grupo de teologos estudiase
minusiosamente los casos, las pruebas al
respecto y su vida durante casi 50 años.
El 16 de octubre del 2016 en una ceremonia en
el Vaticano, junto a nuestro Papa Francisco, estaba de un lado una gran imagen
de Brochero y del otro lado, con lagrimas en los ojos Camila y Nicolas
abrazados (los chicos de los milagros). Francisco iba a santificar a este
“Callejero de la fè” (como el mismo apodò), quien a partir de ese dìa, serà
para el mundo por los siglos de los siglos “SAN JOSE GABRIEL DEL ROSARIO
BROCHERO”.
Su vida fuè llevada al cine en el año 1941 en
una película dirijida por Lucas Demare y protagonizada por Enrique Muiño que se
llamò “El Cura Gaucho”.
Interesantìsimo tema el de Dios y la religión,
pero que supera ampliamente los lìmites
de estas breves notas. Por ahì era como
decía Discepolo en “Canciòn desesperada” “…donde estaba Dios cuando te
fuistes…” o como decía Pappo en “Juntos a la par”
“…Le
he pedido tanto a Dios que al final, oyò mi voz…” o como decía Don Atahualpa
Yupanqui en sus “Coplas del payador perseguido” Tal vez otro habrá rodao /
tanto como habrè rodao yo / y le juro, creamelò / que he visto tanta pobreza /
que yo pensé con tristeza / por aquí Dios no pasò”.
Vaya a saber uno, cual es la verdad de todo
esto, es solo una cuestión de fè, pero para terminar esta nota sobre la vida
tan atrapante del “Cura Brochero” les quiero regalar esta frase para que los
acompañe el resto de sus vidas: “ La mayoría de los seres humanos, creen en
algún tipo de Dios, pero casi todos actúan como si ese Dios no existiera”