La decada del ´50 del siglo pasado, fue una epoca dificil. El 16 de septiembre de 1955 la autodenominada “Revolución Libertadora” derrocó al gobierno del Gral. Perón, que habia sido reelegido para presidir al pais durante el periodo 1952/58 y envió a su lider a un exilio de 18 años. En 1956 la dictadura, reprimió un alzamiento civico/militar a favor de Perón y fusiló a sus lideres militares en la desaparecida “Penitenciaria Nacional” y a los civiles en los basurales de Jose Leon Suarez. La libertadora llamó a elecciones para 1958, pero el partido peronista estaba proscripto y no podía presentarse.
El 23 de febrero de 1958 se celebraron elecciones nacionales y el Dr. Arturo Frondizi (un radical intransigente) fue electo presidente de los argentinos con un 52,77 % de los votos para el período 1958-1964.
Perón desde su exilio arengó a los integrantes de su partido a votar a Frondizi, a cambio de que este restaurara la C.G. T. los sindicatos y anulara los decretos que prohibían que el peronismo se presentara a elecciones. Frondizi no solo, no cumplió con sus promesas electorales, sino que comenzó a privatizar algunas empresas estatales.
El 7 de diciembre de 1958, los trabajadores del “Frigorífico Lisandro de la Torre” del barrio de “Mataderos” eligieron una nueva comisión directiva sindical, mayoritariamente peronista, encabezada por Sebastián Borro, un joven dirigente forjado en los duros albores de la resistencia.
El 10 de enero de 1959 el poder ejecutivo envió al congreso un proyecto de ley de carnes que contemplaba la privatización del frigorífico nacional que desde el barrio de “Mataderos” abastecía el consumo de carne de la ciudad de Bs. As. Y de sus zonas aledañas. El objetivo manifiesto del gobierno era venderselo a un precio vil a la C.A.P. (Corporación Argentinas de Productores de Carne) un ente mixto, controlado mayoritariamente por grandes ganaderos.
El interés de la C.A.P. en tomar posesión del establecimiento, era reciente: el mercado internacional, para las carnes argentinas había decaido y su destino era el mercado interno.
El 12 de enero la comisión del frigorífico, alertados por el inminente tratamiento de la ley, se entrevistó con el Dr. Héctor Gómez Machado, presidente de la Cámara de Diputados, quien se comprometió, a darles una respuesta al día siguiente. A la salida, Sebastián Borro expresó al diario “Clarín” que los obreros estaban dispuestos a luchar para evitar la privatización : …les diremos a ustedes lo que no le hemos dicho al Dr. Gomez Machado. En camiones cargaremos los escombros del frigorífico.
El 13 de enero, día en que la ley debía ser tratada en Diputados, el sindicato convocó a una concentración en la Plaza Congreso.
La seguridad de los parlamentarios fué reforzada mientras que más de 2000 obreros se movilizaban con un ternero al frente, al que le habían colgado un cartel, que decía: “Sres. Diputados no me entreguen, quiero ser nacional”. Gomez Machado les informó que al otro día serían recibidos por Frondizi. Mientras esperaban el resultado de la votación, bajo la luz de improvisadas antorchas y las estrofas del himno nacional, la ley fue sancionada en la cámara baja.
El 14 de enero, la Cámara de Senadores aprobó la ley y el cuerpo de delegados, convocó a una asamblea luego de conocer la decisión de Frondizi de no recibir a la comisión directiva, la noticia corrió y el barrio de “Mataderos” comenzó a convulsionarse.
El 15 de enero los obreros fueron a trabajar, pero no abandonaron el edificio. Una nueva asamblea, a la que concurrieron 8000 obreros, decretó: tomar el establecimiento, realizar un paro por tiempo indeterminado e izar la bandera del frigorífico a media asta. En tanto el Dr. Arturo Frondizi recibió finalmente a la comisión y a los representantes de las 62 organizaciones, quienes le pidieron que vetara la ley, a lo que el presidente se negó.
El 16 de enero la comisión interna realizó una conferencia de prensa, y Sebastián Borro ,con bombos de fondo, contó con detalles el intento de soborno que había recibido por parte del presidente de la C.A.P. a Radio Rivadavia ( la cual fué suspendida por un mes, por difundir los dichos de Borro). Frondizi designó como mediador del conflicto al jefe de la Policía Federal, el capitán Ezequiel Niceto Vega, quien no logró ningún acuerdo. La confrontación era un hecho.
La noche del 16 de enero el Ministro de Trabajo, Alfredo Allende, declaró ilegal todas las medidas de fuerza y ordenó desalojar el establecimiento a las 3 horas del día siguiente.
El barrio hervía, 9000 personas estaban atrincheradas dentro del “Frigorífico Lisandro de La Torre” y a las 4 hs. (una hora después del plazo) de aquel sábado 17 de enero de 1959, una poderosa fuerza represiva al mando del Teniente Coronel Alejandro Cáceres Monié invadió “Mataderos”. A pesar de que hay varios testigos vivos de aquel hecho, estos acontecimientos, hoy son poco conocidos por muchos argentinos.
El ”Frigorífico Lisandro de la Torre” del barrio de Mataderos estaba tomado por miles de obreros, ciento de militantes políticos peronistas y de partidos de izquierda, junto con familiares de los trabajadores, estaban en los alrededores, había barricadas en las calles aledañas, realizadas con adoquines, trozos de vías de tranvía arrancadas de las calles y cubiertas incendiadas. Los comercios hacía días que no habrian sus puertas. Esa noche los vecinos no durmieron y los activistas cortaron el alumbrado público. El barrio ardía, los puestos de avanzada dieron la alerta. A las 4 hs. de aquel fatídico sabado 17 de enero de 1959. Llegó al barrio (recibida a pedradas desde las azoteas) una poderosa fuerza compuesta por 2000 hombres al mando del Teniente Coronel Cáceres Monié e integrada por 22 ómnibus cargados con agentes, carros de asalto de la guardia de infantería, camiones de bomberos, patrulleros, camiones de Gendarmería, jeeps con soldados provistos de ametralladoras y 4 tanques “Sherman” del Regimiento de Granaderos, con la intención de desalojar el establecimiento.
Yo hablé con gente que vió llegar las fuerzas represivas ese día y hoy todavía se conmueven con el recuerdo.
Un tanque ocupó posición frente al portón central de entrada, donde estaban trepados algunos obreros y avanzó, los obreros pensaron que el tanque iba a arremeter y se iba a parar, pero el tanque arrancó el portón y la gente voló sobre los árboles.
Los trabajadores no tenían mucha escapatoria, les tiraban con lo que tenían, los encaraban con la bandera Argentina en la mano y cantando el himno nacional, pero todo era en vano, inclusive quisieron provocar una estampida con la hacienda que estaba en el lugar, pero al llegar el momento los animales no respondieron y quedó para la historia aquella frase: “Que las vacas estaban cansadas”.
A las 7:00 hs. las fuerzas tomaron el control del Matadero, 95 obreros fueron detenidos y 9 resultaron heridos, pero no se registraron muertos. Esa noche el plenario de las “62 Organizaciones” dirigidas por el “Lobo” Augusto Timoteo Vandor, (con Sebastián Borro encarcelado) declaró un paro por tiempo indeterminado a partir del domingo 18 de enero. La huelga fue total, pero duró solo 3 días. El “Frigorífico Lisandro de la Torre” finalmente fue vendido a la C.A.P. y 5000 obreros fueron cesanteados.
La ocupación del Matadero y la huelga gral. de aquel enero de 1959 fué uno de los grandes hitos de la resistencia del movimiento obrero argentino. Pero su fuerza y heroísmo no alcanzaron para doblegar al gobierno de Frondizi y su represión.
Frondizi fue el 1º presidente argentino en visitar oficialmente EEUU pero también le guiñaba el ojo al “Che” Guevara a quién recibió secretamente en Olivos el 18 de agosto de 1961, actitud que molestó mucho a los militares, quienes lo terminaron derrocando el 29 de marzo de 1962, lo encarcelaron en la Isla Martín García y colocaron en su lugar al Dr. José María Guido, Pte. de la Cámara de Senadores.
El “Lobo” Vandor, quizo hacer el peronismo sin Perón y un comando de izquierda lo terminó asesinando el 30 de junio de 1969.
Eran tiempos difíciles. Pero lo peor estaba por venir.
Si uno hoy, camina por el barrio de “Mataderos” va a observar que algunos carteles de la Av. Directorio tienen cambiado el nombre por el de Sebastián Borro. Estos son hechos y personajes que parte del pueblo nunca olvida y esta columna tampoco.
Guigue Mancini, legendario escritor de glosas y letras para murgas porteñas, escribió, a principio de la década del `60, una canción de carnaval en homenaje al barrio de Mataderos, por aquella gesta heroica, esta canción fue usada como un himno de rebeldía y en su estribillo, dice: El barrio de Mataderos, supo cubrirse de gloria / y escribir para la historia, lo que pueden los obreros / y les supo demostrar estando firmes en sus puestos / que este pueblo es muy honesto y anhela, trabajo y pan.
El barrio de Mataderos, cuna brava de campeones / defendió como leones, a todos esos obreros / y ahora para terminar, con estos versos sinceros / pido para Mataderos : aplausos en general / pido para Mataderos : aplausos en general.